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La historia de la mecedora

29.10.15

¡Estoy feliz con mi silla nueva! La pobre estaba esperando que le den una nueva oportunidad (la tercera!) hace ya tiempo. Pero las cosas que son para casa siempre son las que más tienen que esperar. El famoso "en casa de herrero" ... acá se cumple!

La historia de esta silla empezó hace muuuchos años. Cuando mi mamá todavía tenía su Manufacta (donde hacía estampados artesanales) y viajaba a Brasil para ayudar a su hermano con Manufacta Brasil. Vio esta silla, se enamoró y se la trajo. Primero trajo la que ven a la izquierda, que es más grande. En el viaje siguiente se trajo la de la derecha, que es igual a la mía. Qué hizo después? {este tipo de locuras se ve que está en los genes!} Le encargó acá a un carpintero hacer 3 mecedoras iguales, para sus 3 hijos.

Ésta es la mía. No es un silla "fácil", necesita mucho espacio alrededor. De hecho, ocupa mucho espacio (y tampoco es fácil para fotografiar!). En mi casa siempre me costó encontrarle lugar. Pero desde que armé mi taller estuvo ahí y fue la silla ... ¡de mi perro! El se subía de un salto y me hacía compañía desde la mecedora. Pobrecita, qué destino! Lo que pasa es que en algún momento de su historia, la agarró algún malvado que le puso unas tintas espantosas y la dejó multicolor y toda rallada.

 Bueno, tenía todo tipo de problemitas ... Yo soy amante de la madera al natural, pero la verdad que ella no tenía remedio.
 
Ahora está blanca con algunos desgastes (la madera me lo pidió a gritos). Y, como no puedo con mi genio y mi amor por lo colores, fui a Coto en busca de salvación y encontré esté almohadón en oferta. 

La verdad sea dicha (ésto es Blogger verdad) necesita almohadón porque todavía no mandé a arreglar la esterilla.

Pero me parece que hacen muy buena pareja!

Acá un detalle de las patas torneadas y de los resortes que decidí dejar en su color original.

 Cada vez que la veo ahora siento que me sonríe con agradecimiento. En ella -cuando todavía estaba bien- me sentaba con mis hijos bebés y los arrullaba. Quién sabe, en esta "nueva" mecedora quizás un día arrulle a mis nietos ... y ella seguirá escribiendo su historia.

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Es siempre un placer reciclar muebles y darles un nueva oportunidad, respetando su historia. Te lo recomiendo! Si no te animás, ya sabés que haga tenés manos amigas dispuestas a ayudarte ;)
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La sillita amarilla y su feliz historia

15.9.14


Nora nos regaló la sillita amarilla cuando sus hijos crecieron, y los nuestros eran chiquitos.
¡Pero los nuestros también crecieron! Y la sillita quedó guardada. Son esas cosas de las que uno no se puede desprender. Porque les tiene cariño. Porque tienen historia. Porque son importantes. Porque son lindas, únicas y especiales!


Cada tanto está bueno hacer orden. Y revisar las cosas que uno tiene guardadas. Así volvió a aparecer la sillita amarilla. Y yo pensé que no se merecía estar ahí guardada. Que era justo que vuelva a vivir.

Claro que cuando la ví, y decidí volverla a la vida, tuve mil delirios creativos acerca de qué hacerle. Pero cuando le conté a Nora, me dí cuenta que ella la quería igual que antes (aunque me dijo que haga lo que quiera). Y yo justo venía muy inspirada con dos "amarillos" en los blogs de Ro y Lote 93.

 Estaba en bastante mal estado y sacar la pintura que tenía no fue fácil. Tuve que ponerle algunos tornillos que le faltaban y clavar un poco partes que estaban sueltas o flojas. 

 Me la llevé un par de veces conmigo a la quinta, para trabajar también el fin de semana. 
¡Persevera y triunfarás!

Llegó el día de su nuevo nacimiento. Ya estaba lista en la sala de operaciones.

Primero una mano de blanco.

 Y después varias del "famoso" amarillo.

 Las vueltas de la vida. Nora hace casi un año fue abuela. Felix está en el momento justo para usar la sillita amarilla. La misma donde se sentó su mamá. ¿No es lindo?

Nora va a hacer un viaje fugaz al pasado cuando vea a su nieto sentado en esa silla. 

 Así volvió a su hogar, después de haber estado varios años en el nuestro, un viernes a la noche.

 Felix tiene en la casa de su abuela un cuarto sólo para él. Afortunado Felix! Afortunada Nora!
Ahí quedó la sillita amarilla que era de su mamá (perdón, era de noche). Esperándolo a Felix.
¿Se sentará también dentro de unos años un hijo de Felix?

Adoro recuperar estas piezas únicas, especiales, con carga emotiva. No las dejes guardadas ... avisame y las volvemos la vida ;)

Sillas con olor a mi niñez

30.4.14

Para mí estas eran las sillas rojas. Las sillas de la quinta que mi abuela tenía en General Pacheco, y donde yo pasé algunos de los días más felices de mi infancia. Había una mesa baja donde dibujábamos y hacíamos nuestras "manualidades" con unas sillas iguales a éstas, pintadas de rojo fuerte. Las tengo totalmente grabadas en mi cabeza.

 La segunda generación (mis hijos y sobrinos) también usaron las sillas rojas. Imaginen cuánto duraron! Pero con los años, compramos unas nuevas porque aquellas tuvimos que jubilarlas. Los chicos ya estaban más grandes y quedaron años apiladas en un rincón. Yo las veía todos los fines de semana y me daba pena verlas ahí, sin vida. Sin dudas, ellas quieren niños sentados y pasándola bien!

 Yo la pasé muy bien pintándolas allá, en patas y sobre el verde {sin ninguna preocupación por las manchas de pintura, qué placer!}

 Y también planeando al sol cómo intervenirlas. Quería hacer algo livianito pero alegre, apto para varones y mujeres.

 Estos pajaritos me parecieron ideales. Di con ellos "de casualidad" {nada es casualidad!} en pleno proceso de reciclado. 

 Y así quedaron estas sillas rústicas. Sí, son rústicas, huelen a campo, a linda imperfección. Están pintadas "a la qué me importa" (como dice Ana) y después desgastadas. Con lunares de colores hechos a mano (con la ayuda de la goma de un lápiz), también imperfectos. Sin querer tapar nada. Auténticas.

 De frente.

 De espaldas.

 De arriba.



  Silla n° 1 y un detalle.

 Silla n° 2 y un detalle.


Y, una vez más, oda a los detalles. Amo los detalles. Al final, todo es una suma de detalles. O de instantes. Ojalá lindos peques se sienten en ellas pronto y pasen lindos instantes junto a ellas. Ya escucho las risas ...

Me encantan los objetos que cuentan historias, y casi todo lo que hago en taller mAnUfActA tiene una historia que contar. Me gusta hacer objetos que son útiles y lindos a la vez. Me alegra darle nueva vida a muebles que ya no se usan o que no terminan de gustarnos, o que simplemente queremos renovarlos.
Creo que tener en casa muebles y objetos que nos dan alegría mejora nuestra vida.

[El dúo de sillas rústicas infantiles está a la venta. Son "edición limitada". Consultas por mail a tallermanufacta@gmail.com] :))
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