banquito quillinciano
el banquito quillinciano, como todos los banquitos, tiene su historia.
no me acuerdo muy bien cómo, con Emilia (mi hija) y Yani (mi hermana del alma) empezamos a hablar del decoupage, y de que era algo que en el verano nos gustaría hacer en Quillinzo (mi lugar en el mundo, perdido entre las sierras de Córdoba). Emi y yo fuimos un par de veces al taller de Nora para aprender la técnica. y Yani, cuando vino de visita a Quillin, trajo un banquito para cada una.
¡y nos pusimos manos a la obra!
yo había llevado de casa pegamento wepel (que tenía), nuestra caja de pinturas y pinceles que siempre llevamos y algunos pedazos de papel que teníamos. con todo ésto, más revistas y diarios viejos que había allá y mucha dedicación, nació el banquito quillinciano.
cada cuadradito es un recorte de la naturaleza. un pedacito de agua, cielo, tierra, verde. que me gustaría tener siempre a mano.
en días de lluvia, siestas de calor, mientras los demás veían alguna peli, en la galería o en la mesa grande de adentro, yo iba pacito a pacito dando vida a mi banquito.
y cuando lo terminé sentí que allá era su lugar. me costó, pero decidí dejarlo. con la alegría de saber que va a poder ayudar a todos los que pasen por la casa y que, ojalá, me lo voy a encontrar todos los veranos.
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